Cada quien es hijo de sus obras.- Don Quijote de la Mancha.
Y como Don Quijote de la Mancha en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre si quiero acordarme y no es otro que Cabezarrubias del Puerto, en Ciudad Real, no ha mucho tiempo que vivir allí mi familia. En tierras doradas en verano y verdes el resto del año, mi familia inicio ahí sus andaduras. Y es por ello que algunas de mis mejores fotos son de esa tierra a priori vacía a ojos de los demás, pero llenas de vida, emociones y alegría para aquellos que las hemos recorrido.


Es aquí donde encontramos esa tranquilidad después del ajetreado día, con el sol despidiéndose lentamente, ocultándose detrás de las montañas como si no quisiera irse del todo. Con el cielo teñido de tonos dorados y anaranjados, parece guardar en su luz cálida los suspiros de un día que ya no volverá.
Para mí hay algo profundamente melancólico en ese instante exacto en que la luz ya no es día, pero aún no es noche: es un entretiempo que se siente en el alma.
Es un momento de paz, sí, pero también de nostalgia. Uno en el que la calma lo envuelve todo, tan lleno de esa luz que, por unos segundos, parecía capaz de curarlo todo.
